Nopal Revuelto

Guadalajara como ciudad Nopal es imperfecta y totalmente adorable, es una ciudad con tanto carisma que te conquista con sus sobresalientes matices y te hacen olvidar por un momento esos defectos y por otros momentos imaginar que siempre podremos mejorarlos (aunque el parsimonioso de al lado te esté fregando que las cosas siempre seguirán iguales).

La realidad de ambas ciudades es que están siempre en movimiento, sin embargo en ciudad nopal se combina de mejor forma el sentido nostálgico del ayer con el cambiante presente, con las tendencias, tiene una naturalidad de fusión que hace que los diferencias no sean forzadas sino sugestivas, en ese sentido Gdl es más contrastante, pasa de el ayer al hoy y del luego al presente y al mañana veremos, del no me importa al qué les importa para quién sea, finalmente todo está conectado entre si.

Ciudad nopal no es una tierra de fantasía aunque es fantástica.

Guadalajara es una ciudad comercial, ciudad nopal lo es también, no tanto en el sentido de vendimia o publicidad.

Lo que creo que tengo que decir es que ciudad nopal en parte se compone de nopalitos y tunas y según se preparen o acompañen van a tener esos diversos matices tan característicos de esa bella ciudad, si van picados a la mexicana o asados, en tortas o crudos licuados con jugo de naranja (cuando lo baboso se acentúa más, pero no lo tonto) o las tunas solitas, con limón y sal (y ya babeo al imaginarlas) o sin adornos, tal como encontramos la planta.

(Publicado por Ruth Monse, 19 julio 2007)

Comentarios